La flor de azahar tiene su origen e importancia desde la antigüedad. Ya en la época el azahar se maravillaba con sus tiernos aromas florales.
Desde la antigüedad, se utilizaba para magnificar las coronas de las novias. La azahar sublimó las coronas, aportando un sutil toque de elegancia.
La flor de azahar, que llegó a Europa desde el siglo XI, forjó una identidad particular y vino gradualmente a perfumar los baños reales, los gabinetes, y luego se usó para cosméticos, fragancias para el hogar y perfumes para uno mismo.
Estéban reinterpreta este poderoso aroma en una fragancia dulce y muy agradable para el hogar.